*Arena blanca*
Con mí blanquecina semejanza a dúctil cellisca blanca
extiendo sobre el Páramo abrasador mí intensa arena,
nada se remueve entre ágora finos granos de blancura
porque parecen que sean retoños de la nieve pasajera.
*Cristalina luz*
Soy el extraordinario firmamento que de azulado viste
la gigantesca clarividencia que de la blanca arena sale,
onduladas con el Siroco como onda de las olas del mar
tapas el seco Páramo de tu improductiva alma de sílice
*Páramo seco*
Casi tapado por la blancura seca de esa arena insufrible
prosperan pueriles yerbajos en esta tierra que no suda,
alimentando a los agobios de estragos de los langostos
que agostan el páramo sin piedad a mí tierra maldecida.
*Arena blanca*
Soy el sílice puro que embriagaría las figuras del cristal
como los famosos cristales de Murano de irisados tonos,
pero el desierto embargado del seco calor del agua nula
adormece mis sentidos de impotencia que te estremece.
*Cristalina luz*
Soberbio horizonte de lejana beldad entre níveas nubes
jamás oses mojar de turbión mi duna de sílices blancos,
principalmente transportada entre mi Siroco y el Simún
traigo la apócrifa belleza que a los Tuareg le deslumbra.
*Páramo seco*
Cuando se seque el pensamiento que estimula el Siroco
el Tuareg como orgulloso rey de esos páramos estériles,
marcará las dunas con la pisadas casinas de su camello
para que el Profeta le guie hasta Oasis que sacie la sed.
*صباح الخير*
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
29 de agosto del 2012