Inmaculada Carrasco

ESTEFANÍA

Morena con ondas y ojos negros,

tu primera mirada me la dedicaste a mí,

pequeñita e indefensa, de la vida enamorada,

alma dulce, un nuevo ser, para amar y ser amada.

 

Emociones extremadamente poderosas,

se unen cuando dos niñas, intentan ser madre e hija,

porque tú eras un bebe, y yo una niña,

labor dificultosa de cumplir, obstáculos que salvamos,

aunque a veces la pendiente era tan elevada,

que caíamos al vacío,

pero tu mano cogía la mía,

y volvías conmigo.

 

No somos perfectas, aprendimos un papel que no habíamos adquirido,

hoy en día eres una mujer, y lo único que quiero,

es que recuperes el tiempo perdido,

que dejes mi sueño cumplido,

de verte hecha y derecha, y con un porvenir conseguido.

 

Estefanía, emotiva y perceptiva,

más allá de lo apreciado,

con un talento natural que supera lo relatado,

pues si tu me pides que te escriba,

un bello poema tuyo,

debe ser tu regalo.

 

No te olvides de tus valores, tus creencias,

tus pensamientos e intuición,

a aceptarte como eres, y aprender de los encuentros y fracasos,

y a no idolatrar a nadie, todo el mundo merece ser respetado,

valórate a tí misma, en tí vas a encontrar,

a tu mejor amiga, tu mejor aliado.

 

Acuérdate de todo, y cuando me necesites, tiéndeme la mano,

que allá donde esté, siempre, siempre te la seguiré dando.