ciscosol

HISTORIAS DE UN ESPEJO ( 6 )

(MUSA)

Desde la esquina de la habitación,

Casi ocultas entre sus manos y la manta

Se pueden distinguir, sus blancas guedejas,

que reposan dulcemente sobre la suave almohada.

 

Otrora bella y erguida mujer de rubios cabellos

Y ojos azules como el zafiro;

estrechas  sus caderas, de las que se extendían como

piezas cinceladas, sus largas y delgadas piernas.

 

Cuántos suspiros  provocó a su paso por la vida

La vida que hoy la abandona con una dulce sonrisa.

 

Me acerco a ella en silencio, casi sin que mis pies toquen el suelo,

Y hela ahí, acurrucada cual bella crisálida;

mis manos acarician su preciosa cabeza

Y siento el borbotear aún de sus brillantes pensamientos.

 

Me dirige su mirada húmeda de lágrimas,

Y aún así, sus ojos transmiten esa sensación de inmensidad,

Igual que cuando miras el cielo en días claros.

 

Me aprieta fuerte y cariñosamente la mano,

Mi mano, ésa que siempre estuvo a su lado,

escribiendo una y otra vez tan bellísimos versos

Y ahora nos deja  como un canto que ha quedado inconcluso,

pero no acabado.

 

Oh! Vuelve aquí  musa de la Poesía,

Acaba tu obra,

Es muy temprano para despedidas.