ALVARO J. MARQUEZ

QUE LO DIGA...

"De amor estoy enfermo/ y lo admito como algo cierto,/ cuando con tu nombre me duermo/ y con tu nombre despierto".


Quieres que te diga que te amo, lo sé,

que por amarte en mis laberintos me perdí,

que encontré el amor cuando te hallé,

que es por ti cada poema que escribo,

que cada día que pasa lo vivo

como nunca enamorado de ti.

 

Quieres que te diga que sentí

en toda mi alma señales de tu presencia.

Que te amo de una forma limpia, así...

como sólo cuando de verdad se ama.

Que me quemo sin cesar en la llama

de pasión que emana de tu esencia.

 

Deseas que maldiga las horas de tu ausencia,

que pelee con el tiempo por no hacerse tan corto

cuando no estás y me tienes pagando penitencia

de un lado para otro nervioso caminando;

me gusta cuando te estoy recordando,

pues si no lo estoy ni siquiera yo me soporto.

 

Me agrada saber que te importo,

que aunque estemos muy lejos

mentalmente me transporto

hasta llegar a ti aunque sea en “mi” realidad,

cuando logro que me llegue toda tu claridad

y no sólo algunos de tus reflejos.

 

Y quieres que te lo diga, sean nuevos o viejos,

los poemas que use para expresar mi sentir.

Que te vea en todos los rincones, en los espejos,

pero que de tanto verte no me asombre

y que lleve al inicio y al final tu nombre

el próximo poema que vaya a escribir.

 

No me parece importante si te lo llego a decir,

cuando importante es sólo demostrarlo.

Probarte que me motivas día a día a vivir

que tiene tu rostro mi destino,

que para llegar a ti elegí un camino

y por nada del mundo quiero cambiarlo.

 

¿Quires que te lo diga? Quizá llegue a gritarlo,

sé que hasta en el cielo mi voz se escucharía,

a Dios para eso no me hace falta prepararlo,

los alcances del amor son tan infinitos,

que si te dijera que te amo a gritos

hasta el mismo Dios sonreiría.

 

Él sabe y tú bien sabes que eres mía,

que le has dado el color a mi existencia,

no lo digo pero sabes que lo diría

seguramente del modo más bonito

y nunca, lo juro, nunca sería más bendito

un sentido de pertenencia.