Hugo Emilio Ocanto

Guión teatral:Ana y Emilio:Destino marcado

(Es de noche. Ya tarde.

Personaje caminando con mucho frío.

Fuerte viento.Perspectiva de lluvia.

Relámpagos. Truenos. Refusilos.

Llega hasta entrada casa.Golpea

muy suavemente)

--Ana.Ana. ¡Ana!¡Soy yo!...Emilio...

¡Ana, por favor, atendeme!...

¡Tengo frío!...Mucho frío...¡Ana!

¡Por favor Ana!¡A..!

(Ana abre la puerta)

--¿Qué querés?¿Sabés que es la una de la mañana?

--Sí, Ana, lo sé. ¿Me dejás pasar?

--Pasá.

--Gracias, querida.

--Yo no soy tu querida...

--Pero sós mi mujer...

--Era, tu mujer... ya no lo soy...

--Ana, no he venido a discutir ni a pelear...

--¿Y a qué viniste?

--A guarecerme del temporal...

--¿Vós te pensás que yo te voy a dejar

dormir en mi casa?.

--Hace un año era nuestra casa.

--Vós lo has dicho...era... ya no lo es.

--Lo sé.Por eso no tengo llave para entrar.

Vós me hiciste devolvértela.

--Motivos hubo,¿no?

--Sí, Ana... hubo motivos... Solo

vengo porque tengo mucho frío...

y no tengo dónde ir...

--¿Y la casa de tu padre?¿No vivís con él?

--Hasta hace dos días, sí... me echó...

--Sus motivos habrá tenido...¿o no?

--Siempre hay un motivo para que a mí se me eche...

como a un perro...Primero en el trabajo,

después mi esposa, ahora mi padre...

De todos lados me echan...

--Todos hemos tenido nuestros motivos.

--Sí, todos. Lo acepto. Tenés razón.

Cualquier cosa que quieras inculcarme...

aquí estoy yo para ser el culpable...

de todo...

--¿Comiste?

--Sí, me compré un sandwichito...

--¿Tenés hambre?

--No Ana, tengo soledad...

--Vós te la buscaste.

--No me la busqué. El destino

me la mandó...

--Sentate.

--El destino... y mi poca suerte.

La fatalidad...

--¿De cuál de ellas me estás hablando?

--¿Por cuál querés que empiece?

--No quieras hacerme tener cargos...

--¿Por la empresa de recolección de basura?

Vós sabés que después que pasó... lo que pasó,

me despidieron. Mintiéndome. Me dijeron que era

por reducción de personal. Pero no fué así.

Me despidieron porque me juzgaron culpable.

¡Hasta vós, mi propia esposa me juzgó culpable!

--A mí no vengás a gritarme, si no querés

que haga yo lo mismo...

--Está bien, disculpame... no fué mi intención...

Vós tenés que aceptar que fué un accidente.

Los jueces así lo dictaminaron.

Y vós, por haber sido su madre, también tendrías

que aceptarlo. ¿Y yo quién era? ¿No era acaso su padre?

Fué un fatal accidente...

--¿Es necesario volver a recordarlo?

--¿A vós te parece que no?

Quiero aprovechar que estoy aquí con vós,

para descargar todo lo que en mi interior siento...

Cuando esa tarde estábamos en la playa con nuestra hija, reconozco que en ese momento me descuidé tan sólo un minuto... y pasó lo que pasó...Se estaba ahogando... y no pude salvarla. Las olas estaban muy embravecidas... de golpe... el mar cuando entramos estaba sereno... estaba al lado de ella... y esa ola inmensa, se la llevó con ella...Traté de rescatarla, pero no pude... No había bañeros salvavidas en esa zona...¡No pude salvarla, Ana!

¡No pude!...¡No pude!... ¿O vós hubieses preferido que nos llevase a los dos?

¡Soy yo el que después pensó que eso hubiera sido lo mejor!... Al menos ahora, no estaría sufriendo todo lo que sufro... Ana...

--¡No me toqués!¡No me pongás tus sucias manos encima!

--Sucias manos encima...Me rechazás como si realmente fuese un leproso asesino...

¿Me estás castigando Ana? ¿Qué querés que haga? ¿Querés seguir humillándome? Me has dicho:sucias manos...

¿Estás enterada de que por no conseguir trabajo, estoy

delante de una iglesia haciendo de mendigo? Oh... si me vieras, te horrorizarías, tu ex esposo mendigo...

Con los pesos que saco diariamente, puedo comer, al menos... Tenía la casa de mi padre, pero sabés que él es alcohólico, y cuando no colaboro en la casa con la plata que me pide, se pone hecho una furia... y empieza a gritarme como si yo fuese un chico de cinco años... los mismos años que tenía nuestra hija...

(larga un incontenible llanto)

--Ana...Ana... no fué mi culpa...sabés que no fué mi culpa... te pido piedad y comprensión...¡Si me tuvieras lástima no me importaría!... pero comprendeme, por favor... Estoy solo...solo y desamparado...¿No recordás lo felices que éramos antes de...? Oh, Ana...¿Desearías que me muera? ¿Desearías enterarte por alguien que golpease tu puerta, y te diga...su marido ha muerto?...¿Preferirías que me mate para pagar la muerte de nuestra hija?

Contestame Ana, estoy esperando...

--Solo te contesto una cosa. Andate, por favor...

--Ana... me echás... claro, si la casa es tuya... yo también era tuyo... y ahora, me echás...¿No sentís nada por mí?...Tus ojos no mienten Ana...¿Sabés qué? No dicen nada... son inexpresivos...Bellos, como siempre lo fueron, pero inexpresivos...¿Tanto desamor sentís por mí?

Nos juramos amor eterno hace siete años... y la muerte de nuestra amada hija, cambió tanto nuestras vidas...

podríamos recomponerla...uniéndonos otra vez...¿No quisieras unirte conmigo en las buenas y en las malas,

en las alegrías y en las tristezas, en la salud y en la enfermedad? ¿No me volvés a  aceptar como esposo, Ana? Solo estamos separados. Podríamos unirnos nuevamente como Dios manda. Tu vida cambiaría, y la mía también...Y ya no sentiría este frío y soledad que tengo en mi alma... Piedad te estoy pidiendo, am...cierto, me dirás que no soy tu amor... pero yo... te sigo amando...mi Ana...

(Ana gira y le da la espalda)

--Ahí tenés la puerta...

--Está bien, Ana...lo que vós quieras, yo haré...

(Se dirige a la puerta. La abre, y sale. Afuera, sigue el viento y comenzó a llover. Comienza a caminar...)

--¡Emilio!...

--¡Ana!...

(Corren uno hacia el otro. Se miran.Se abrazan, y llorando los dos, se besan en los labios)

 

Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto-16/08/2012)