Martin Ruiz Diaz Diaz

Esa mañana.

ESA MAÑANA (17)

Mañana de agosto, un día cualquiera,
en el bus; la rutina y el destino juntos estaban.
El destino te mostró por vez primera,
la rutina se bajaba del bus y así te miraba.

No sé cómo no vi imagen tan bella antes,
tan bella que hasta simple reflejo tuyo gustaba.
Y reflejada por la ventana transparente de la mañana,
era tu sonrisa, aquella del alma, que hechizaba mi densa mirada.


¡Qué hermosa es! dije a media voz,
y dónde irá, pregunté en silencio.
Volveré a ver mañana su linda mirada,
sonreiré como idiota; tal vez por ella; preguntaba.

Contento estaba y no sabía por qué,
bajamos juntos y sonreía cuando te miraba.
Cruzamos la calle, y no entendía el porqué…
Por qué no te había visto antes, si ya te buscaba.

Aquella mañana el destino te presentó,
esa mañana las llamas de un infierno te iluminaban.
Era el primer encuentro pero sin palabras,
ya estabas dentro mío, esa mañana.

Subimos las escaleras,
dije tal vez no es para mí.
Te ibas para un lado y yo para el otro,
y seguía viendo tu hermosa figura.

No hicieron contacto nuestros ojos recuerdo,
y no dijimos palabra alguna tampoco.
Yo veía tu espalda y tu andar peculiar,
y en la mente mía no había otra pregunta.

¿Hablaré con ella mañana?
¿O tal vez lo dejaré así?
No estaba seguro de lo que pasaba.
Sentía que eras todo y que eras nada.

Ya no era un día cualquiera,
ya estabas en mi camino.
Ya no era la rutina diaria,
para mí ya eras todo, esa mañana.

El destino y la rutina en día de agosto,
parada frente a mí, estabas con mi alma muerta.
Alma que revivió al verte aquella mañana,
alma mía que cautivaste… esa mañana. 

Martin Ruiz Díaz Díaz.
1-noviembre-2009