mario mena mena

Dos horas

 

Desde el instante que nacemos quedamos entre dos horas

sujetados a ellas hacemos nuestra rutina como en barras paralelas

alejándonos poco a poco de la hora primera, nos olvidamos del riesgo

vamos recogiendo certezas, aprendiendo labores

y tenemos que pagar los precios de la existencia.

Van quedando en la ruta las primeras ignorancias

y conforme se deshoja lentamente el calendario

van naciendo más preguntas, esta vez muy contundentes.

Todo recibimos un paquete que al final nos hace iguales,

tenemos vida, cuerpo, alma, sueños y al final eternidades

Al celebrar el tiempo que llevamos avanzado

decimos tengo diez, treinta o cincuenta años

y en realidad no tenemos, ya se fueron, se acabaron

sólo tenemos el tiempo que queda entre este presente

y nuestra hora final.

Desde el instante que nacemos quedamos entre dos tiempos

mientras vivimos se observa que no existe escapatoria

desde pequeños recibimos unas bellas ilusiones

para caminar el tiempo entre estas hora extremas

Unos dicen que caímos en medio de este reloj

que funciona perfecto pero sin explicación

Otros que nada importa simplemente vive el momento

porque todo se acaba y esto es todo, no hay infierno.

Pero pienso que los dos tienen mucho de arriesgado

son explicaciones simplistas, torpes y suicidas.

Prefiero ver las dos horas igual como dos puertas

por una inicié el camino por otra elevo el vuelo.

El punto es tener certeza que vuelo con el Supremo.