marco augusto

La rosa azul

Todavía me sustento

con los dulces besos de su tierna boca

y con la rosa azul de su blanco pecho,

que con ternura de niña me entregaste.

A este árbol viejo se le acorta el camino

y ya mis huesos extenuados buscan

entre la indiferente brisa del ocaso,

alguna playa vacía donde

 ir a descansar,

mis olvidados pasos.

Nuestro eterno amor,

seguirá vivo entre los pétalos

de las rosas

y en la anochecida luz de mis días,

la rosa azul,

 que en mi plantaste,

florecerá de nuevo,

entre las inexpertas bocas,

de los nuevos amantes.