Hugo Emilio Ocanto

Crimen en un motel (Relato)

¿Jura decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad?

Sí, juro.

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Estuve caminando por unas desoladas calles de Buenos Aires. Coches que pasaban sigilosamente. Buscando mujeres de la noche. Esa noche, también estaba haciendo lo mismo, con la diferencia que no lo hacía en un vehículo,sino caminando. Buscando, buscando, sin encontrar la que me gustase. Al menos físicamente. Enciendo un cigarrillo. Al instante lo apago. No me hace bien fumar. Mayormente lo hago cuando estoy nervioso.Entonces, quiere decir que esta noche lo estaba.Me detuve en una esquina.Pasaron un par de mujeres,las cuales ofrecían sus servicios.Les contestaba que estaba esperando a una determinada. Para eludirlas,les decía eso. Me quedé allí bastante tiempo,expectante,observando...Las mujeres levantaban sus polleras,otras se bajaban un poco sus pantalones,algunas sacaban sus lenguas haciendo gesto de pasarlas por...Seguí unos minutos más, y a pocos metros diviso una figura. Se iba acercando más y más...Quedé estupefacto de ver tanta belleza física y facial.Alta, rubia, de cabellos largos enrulados.Vestido completamente ceñido a su cuerpo. Una escultura.Creí recordar a alguien con ese rostro... pero no registré a quién.Llega, se para delante mío y le pregunto si me estaba buscando a mí.Me contesta que sí. Que yo era el hombre que buscaba. Le contesté: Bien, aquí estoy, también yo te estaba esperando a vós. La invité a ir a un motel. Aceptó de inmediato.Le pregunté cuánto cobraba la hora y me dijo: trescientos pesos. Vamos entonces, le respondí. Llegamos al motel.Me registré.Subimos las escaleras.Segundo piso. Habitación 208. Entramos. Ella comenzó a desvestirse. Yo hice lo mismo.Le pregunté si quería bañarse, o entrar al baño. Me contestó que no. Que hacía media hora se había bañado.Que me despreocupase,estaba bien limpia por fuera. Le dije que me iba dar una ducha.Ella me respondió que no me demorara porque los minutos corrían. Entro al baño. Mientras me bañaba, escuché voces de ella, sin entender lo que decía.Me habré demorado unos diez minutos.Salgo del baño.Ella ya estaba desnuda esperándome.Era espectacularmente hermosa en su desnudez.Comenzamos a besarnos y a acariciarnos... después... acabamos.La noté nerviosa...Habían pasado ya unos cuarenta y cinco minutos.Me dijo que pasaba al baño.Yo me quedé sentado en la cama esperando que ella saliese,para entrar yo.Sale.Me preguntó en qué trabajaba.Le contesté que era vendedor de productos eléctricos.Que era vendedor local y domiciliario.Opinó de que tendría que ganar bastante con ese trabajo.Le contesté: Realmente sí. Lo suficiente para vivir.También le confidencié que hacía más de un año me había separado de mi esposa.Que ella era alcohólica y que no la soportaba más.Que por suerte, debido a nuestra mala convivencia, no habíamos llegado a tener hijos.Le pregunté qué hacía ella aparte de lo que estaba haciendo conmigo.Me contestó que era modelo publicitaría. Ahí se me cayó la ficha. Recordé que la había visto en una inmensa publicidad de un desodorante en la vía pública.Ahora es mi turno en el baño, le dije, mientras ella prácticamente ya estaba cambiada.¿Ya te vás?, le pregunté.Me contestó que me esperaba. Porque si querés te pago ahora. No, te espero, me contestó. Entré al baño. Demoré unos minutos. Cuando salgo, lancé un grito de espanto.La mujer estaba tirada boca abajo sobre la cama,con un puñal clavado en la espalda.Tenía sangre hasta la cintura.El intercomunicador no funcionaba. Me cambié rápidamente. La billetera que había dejado en el bolsillo de atrás de mi pantalón, no estaba. Tenía más de dos mil pesos.El celular de ella estaba sobre el piso tirado casi debajo de la cama. Bajé corriendo las escaleras.El dueño del motel me preguntó qué me pasaba. Le pregunté si él sabía si alguien había subido a nuestro piso.Me contestó que lo dejó subir porque yo lo esperaba.Que había confiado en ese hombre y que por eso lo dejó subir, porque argumentó que era mi hermano.Sabiendo que el intercomunicador no funcionaba, no subió a informar de esa imprevista visita, porque confió en ese tipo que dijo ser mi hermano. Le creyó. El asesino le dijo: Cuando bajemos los tres, arreglamos... No lo vió salir porque justamente, suponía, cuando este criminal salió, él había ido al baño.

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¿Jura decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad?

Sí, juro. 

 

Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto-12/08/2012)