Tizzia Holwin

Dos almas

Que difícil es el encuentro de dos almas que se perdieron que nunca mas se vieron. 

Pero nada es para siempre cada uno una vida simiente, esperando el día siguiente, siempre, siempre.

Pasan así días, muchos días y un día despierta... sonreía sin razón aparente, él solamente reía. 

Este día piensa, sólo piensa... quien vive con él, no entiende algo le dice, que ya nada volverá a ser igual. No sabe porqué, pero presiente.

Y ella... recordando a la distancia, le piensa,  le recuerda y reclama su estancia. Revela entonces su más querida presencia, el más callado de todos sus recuerdos, ése que a nadie le cuenta, ése que esconde y del que no responde ninguna pregunta.

Tan lejos de él y la sabe rival porque la lleva en su esencia a pesar de los años y de ésa a veces cruel ausencia.

Sólo basta una simple llamada escuchar su voz a través del teléfono.

¡Como lo ha hecho! -se pregunta-

Lo ignora, pero es él sin distancia.

Y vuelve a sonar en ellos aquella vieja canción, aquella despedida no pronunciada, sin voz, sin palabras. 

¿Que harás esta tarde? -pregunta-

De nuevo el destino los une. En el encuentro las almas y el anhelo de volver a abrazar, un té y un café habrán de bastar.

Ellos lo saben, a otros ahora se deben, pero se recuerdan aquello que los hizo vibrar, cuando noveles eran sus almas sólo eso basta a dos almas para amar, el cruce sencillo de ése par de miradas.

Cuantos antiguos recuerdos invaden la tarde. 

Que pasará ahora con las dos almas buscándose y sin encontrarse jamás... Abrazadas saben, se han de separar.

Quizá se amarán en el recuerdo de lo un día fue y que ya no será jamás. 

Un hasta siempre, una vez más, un corazón de nuevo condenado a recordar, pues los dos se habrán de marchar, pero felices de encontrarse en su andar.

Sabiendo que quizá no se vuelvan a ver, lo inevitable sucederá y fundiendo sus almas en un beso, lloran, se abrazan, se despiden con otro Adiós y los dos se van.

Otra vez la distancia y otra vez la añoranza.

Otra vez el recuerdo, la ausencia y una vez más las tardes de soledad.

Otra vez el nuevo recuerdo de un amor que se juraron ambos hace una década o quizá sean dos y un corazón divido, partido en dos que sobrevivió con los años y aún llaman Amor.

Antiguos y nuevos recuerdos se mezclan pero; ya no traerán más dolor.


©Tizzia Holwin 2012

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