FERABIT

CUANDO NOS ENCONTREMOS

 

 

 

 

 

 

Cuando  al final del día vida descanses,

En ese aposento hoy algo solitario,

Se que no estarán mis brazos para arrullarte,

Ni mi pecho junto a tu corazón oyéndolo.

 

Recuerda  solo  que nunca sola estarás,

Pues  mi  vida toda te pertenece,

Desde el momento en que me amaste,

Desde que me dijiste tantos te quiero.

 

Ve tus manos  que llevaran mis besos,

Tan poco falta tan poco,

Para  amarte y colmarte de mis sueños

Hoy por ti despiertos, y aventureros.

 

Boquiabierta  esta mi alma esperando,

Con ansias frenéticas tus afectos,

Mi cuerpo grita a cielo abierto

Mi espíritu te espera iracundo.

 

Un reboso de colores de mi pecho,

Un sombrero de  luceros vespertinos,

Un vestido de caracolas en tu cuerpo,

Y mis cantos en tu oído serán mis trinos.

 

Música  de mar de fondo a nuestro amor,

Olas que golpean nuestros despiertos vuelos,

Briza húmeda que moje los íntimos instintos,

De dos amantes que se entregan glamorosos.

 

Mi más sollozante suplica escucharas,

Cuando la noche comience a vestirnos,

Y mi espalda cubra la lluvia de estrellas,

Que querrán rondarte, con sus destellos.

 

Hasta el mar querrá tocar de tu pecho,

 En esa entrega clandestina y amorosa,

Que no han avalado papeles ni sermones,

Solo  nuestro oración  al Dios de la creación.

 

Brindemos entonces amorosos,

Con todo la estirpe de poemas,

En cada mano que declamaremos,

En la rosa misma de nuestros pétalos.