ANEUDIS PEREZ

REMINISCENCIA DE ASTROS (llueve en la memoria onirica)

REMINISCENCIA DE ASTROS

 

Fría en mi garganta se siente esta agua que en mí se destila,

la noche callada, todo está en silencio

y al lado del tiempo se mecen palabras,

columpia la luna sentada en su silla hecha de nostalgia,

vaga por el aire un desnudo beso que expele mi alma.

 

Mis ojos cansados, cansada la vida… tedio en el espacio,

se aquietan mis parpados/

mis pies que penetran en el turbio sueño,

mudado de ropa, vestido sin pieles, envuelto en esencia/

la jaula en que vivo sus rejas ha abierto,

y por esa puerta escapa volando con alas de viento,

a surcar estelas... se fuga mi niña,

la que me da vida…

dejando en la tierra, el ser que habitaba.

 

Ya siento, ya siento/ por mi tez de nada la nada tocar,

libre por las nubes sin ningún pesar,

volando ligero… sin penas ni cargas,

mi espíritu aspira, aspira éste espacio,

el cual me va inflando de tiernas caricias.

 

Rodeo a la luna, traspaso su plata/

veo en su alborada al sol que la alumbra

y al lado del sol como lo hace el fénix…

me adentro en su cuerpo, juego entre sus llamas,

me zambulló en ellas redimiendo mi alma.

 

Me pierdo en el éter yendo a otras galaxias,

patino entre anillos cerca de Saturno,

y fugaz abrazo al frío Neptuno,

a Uranio lo veo como a otra luna y danzo en sus cráteres,

y cerca de Marte el amor es rojo.

 

Miro hacia la tierra y sobre una cama en bello silencio

contemplo a mi amado, inerte y sin vida, extrañando algo…

sin nadie saberlo doy un gran clavado desde las alturas

y caigo en mi cuerpo quien se sobresalta,

y alegre respira y vuelve a ser eso, lo que en antes fuera...

 y ahora él despierta, lleno de energía…

recuerda que un día tuvo un largo sueño…

que besó la luna, dibujó planetas, surcó las galaxias,

se fundió en el sol… y siempre revive aquellos momentos,

en el cual la muerte, en el cual la vida… son su claroscuro.

 

Y a veces camina en el inconciente,

va por la avenida con manos sudadas,

y súbitamente me veo en las manos que llevo diamantes,

que traigo esmeraldas, que mi cuerpo brilla,

que en mi hay espirales cubiertos de rosas,

salpico mis manos en torrencial lluvia,

vislumbro asombrado… y polvo de estrellas, aun llueve a mi lado.

 

 

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