Annabella Amuy

Ella y la soledad

Veo tu alma cansada hasta el hastío.

Caminas barriendo las calles con la mirada.

Has construido murallas y tu corazón se enferma de soledad.

 

Comenzaste a caminar sin rumbo,

empapada de esperanza,

con la mirada ajena al valor del tiempo,

perdida en tus sueños

y con la sonrisa viajando cabalgada en la ilusión.

 

Aún pensando en el,

Aún esperando que la vida, conmovida por tu coraje,

le hiciera tropezar en los parajes eternos de tus pasos errantes. 

 

Aún harta de las dificultades,

no has permitido que tus pasos fueran guiados por el miserable conformismo.

Que has vuelto la mirada atrás,

pero que has tenido el valor de retomar tu decisión día a día.

 

El tiempo pasa,

los otoños deshojan los árboles y arrastran tus dolores.

Tus pies se llagan de esperas infinitas

y aún veo cómo tu alma vaga en la inercia de ese dolor que se vuelve costumbre.

 

Ella suspira y se llena de vacío, camina sin tropezar con las miradas; 

viéndolo todo y aún así, sin poder ver nada.