Dulce condena

El tiempo en nuestros ojos no avanzó

La sorpresa en tu mirada capté,

Cuando unos instantes antes te pude ver.

 

De pie mirando el suelo sin interés,

Sentiste que yo estaba ahí,

Así como yo también supe que eras tú el que con tanto afán mi cuerpo reclamaba.

 

Tu camisa negra se pegaba a tu cuerpo,

Mis manos querían acariciarte.

 

Quise sonreír al ver la expresión en tu cara,

Pero pronto supe que mi rostro era un reflejo de la tuya,

Con la boca entre abierta, la sorpresa en los ojos, la mirada suplicante,

Los sentimientos palpitantes, sin recordar que las personas mirándonos estaban.

 

Tú tirabas de mi alma,

Suplicando con la mirada que me extrañabas,

Sin habla quedamos los dos,

El tiempo detenido en nuestros ojos no avanzó.

 

La gente con indiscreción nos miraba,

Pero estábamos tan anonadados que nadie de los dos lo notó.

La conexión se perdió cuando mi rostro volteé hacia el frente,

Suplicando por volver a verte.