Andrea Valentina

Soledad de Dragón (Homenaje a Gustavo Roldán)

Con Fuegos tristes y suspiros de extraña melancolía se ocultaban los Dragones unos de otros para no preocupar a la comarca. Los ojos vencidos, el corazón estrujado y el alma ensombrecida. Por momentos parecían vomitar en cataratas sus propias lágrimas, que bien los podría haber hecho caer desidratados en un cíncope o peor aún, tapar bajo sus aguas a más de un humano, pero no, nada de eso había ocurrido y aunque ellos desconcían los motivos... nada, nada, tampoco los alegraba.

Uno, el más anciano y sabio de los Dragones, sentencio que aquella desconocida epidemia que se esparcía entre sus amados Dragones no podía ser mas que una peste del corazón, algún dolor interno que de alguna manera superarían, decidió entonces juntalos en el centro de la Plaza Principal de Roldán y pedirles paciencia... todo ya pasaría, aunque llamó a ese malestar y desasociego… Soledad de Dragón.

 

Ahora, solo esperaban impacientes el primer azar de primavera, para volar hacia un nuevo lugar. Un nuevo mundo donde pudieran volver a ser felices y por supuesto… volver a amar.