Bernardo Arzate Benítez

¡Los consejos de un abuelo!.

Un nieto le decía a su abuelo;
"Abuelo dame un consejo,
por que ahora en este suelo
es muy duro llegar a viejo,
y tú casi ya tienes cien".
Y el abuelo le dijo,"ven".

"Es bonito no ser cobarde,
pero no pelees con nadie;
trabaja temprano y tarde,
para que no le pidas a nadie.
Estudia pero no para hacer males,
se como los animales.

Ellos no saben leer,
mas tienen mas amigos que muchas gentes,
saben hacerse querer,
y son muy decentes.
Y cómprate un pollito,
aunque sea chiquito.

Se empieza ahorrando,
no hay que vivir por vivir;
hay que estar buscando
el modo de convivir.
Un buen vecino te cuida tu casa,
por eso,salúdalo cuando pasa.

Nunca dejes que te humillen,
yo núnca lo permití,
no permitas que te orillen,
tienes que pelear por tí.
Hay gente que cree,
que es dueña de todo lo que ve.

Hay gente que hace cosas malas
por que no son cristianos;
sus padres les dieron muchas alas,
no saben para que son las manos.
Tienes que ser precavido,
y si tienes que pelear,tienes que ser movido.

El que es cobarde núnca tendrá nada;
es bonito no ser  cobarde;
no seas una persona amargada;
trabaja mañana y tarde.
Yo tengo cosas malas en mi mente,
pero no las uso con la gente.

Todo trabajo tiene su reglamento.
Cuando traten de ofenderte,defiéndete;
sinó te van a causar tormento;
y pelea moviéndote.
El que te traiciona es tu mejor amigo,
espera mas ayuda de un enemigo.

Hay hombres muy pobres por que no trabajan;
no saben para que quieren las manos,los pies,
al trabajo duro se rajan;
yo para trabajar era un cienpies.
El que tiene su trabajo no pide prestado,
tiene su dinerito a su lado.

El pobre hace con la bendición de Dios;
un pollito crece y se hacen mas;
después ya tienes dos,
y así se van más y más.
El hombre desde joven debe comprarse una casa
para no estar rentando cuando se casa.

Ya no puedo hablar mucho,
ya me canso de hablar;
pero aunque estoy enfermo, lucho;
ahora tengo que descansar.
Ya casi no tengo carnita,
y nomas estoy acostado en mi camita".

Lágrimas silenciosas,
ocultadas en una sonrriza,
calleron como caen las rosas,
sacudidas por la briza,
de los ojos de aquel nieto.
"Así enseñaré...a tu biznieto".

 

Autor:Bernardo Arzate