Hugo Emilio Ocanto

Las tres Marías, tú y yo

Siempre he de quererte

así, cuando estés a mi lado.

Todo es una gran felicidad

que me transporta

hasta las estrellas

del firmamento.

Todo es un vivir

y un sonreír,

aunque penas tenga.

Y eso me pasa

por estar junto a tí.

¿Recuerdas cuando

una noche mirando

el cielo

todo estrellado,

sin una nube,

elegimos

nuestras estrellas?

Las tres Marías.

Nos habíamos dicho

que si separados

estuviésemos,

aunque fuese por breve

tiempo, a una determinada

hora de la noche, nos

comunicaríamos a

través de ellas.

Nos habíamos fijado

que sería a las

once de la noche.

En realidad, muy

pocas noches estuvimos

separados el uno

del otro, pero esa

fué nuestra promesa.

Comunicarnos a través

de las estrellas

elegidas por nuestros

ojos: las tres Marías...

Aún estando juntos,

en noches de verano

hacíamos el amor

y muy de cuando

en cuando contemplábamos

nuestras elegidas estrellas.

Noches fogosas de amor.

Inolvidables noches

de placer. Juntos,

haciendo futuros

proyectos.

Casarnos, tener nuestros

retoños...

¡Vivir! ¡Vivir amando!...

y proyectando un futuro

de dicha y felicidad

eterna.

Gozábamos con el cuerpo

y nuestras mentes.

Gozo de caricias y placeres

por ese amor que tuvimos

en nuestra juventud.

Han pasado ya muchos

años, y todavía conservamos

ese amor y esas estrellas

continúan siendo observadas

por nuestros ojos llenos de amor.

Años han pasado...

y todo ha perdurado.

Y seguimos manteniendo

nuestros incendiarios

corazones, como antes.

Como si ayer fuese...

 

Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto-21/07/2012)