Melisa Luna

Desplumada del alma

Emprendiste vuelo, ave, de tu nido

enseñaste, errante, a tus alar a nadar

el silencio cósmico no te dejó dar vuelta

hoy te cuento que lloraba la modorra maternal.

 

Te marchaste sin siquiera saber manejar

el arte meditativo de aprender a volar

ingenua como viajabas te adentraste

en la cruda carne de la brisa glaciar.

 

Aspera y sentenciosa nunca te dejó admirar

ni entender que tras la escarcha filosa de la temporada

había también cielo claro y azulado

y no luchaste, te dormiste inerme.

 

Aquel gélido temporal

te hirió de un ala y te negaste a elevarte

pero te empujó el viento con su fuerza banal

hacia otro inexplorado, dorado era también el lugar.

 

La primavera con su manto sedoso legó

para ti, ave mal herida el aura y el sol

volar era tarea de niños, arrebol

el pájaro enamorado del viento fantaseó.

 

Una pluma se desprendió enigmática

flotaba con su brillo polémico frente a Dios

¡Ave, apresura tu vuelo que una parte de ti se cae!

el céfiro se niega a ser culpable:

"¡No fui yo si no antes el soplo invernal!"

 

Oh Dios ¿Quién desplumó al ave sin compasión?