Olores, frecuentes de mujeres fugitivas
 aromas dulces, profanos, imposibles
 de pino, lavanda, eucalipto y azucena
 digno de esas mujeres tan bellas.
 
 Veo las huellas en la arena mojada
 hechas por sus pies cristalinos
 de aquellas mujeres, escapando
 de los crueles amores del destino.
 
 Pero de todas ella, una sobresale
 por ser la más bella, y altanera
 por tener mirada dulce, y a la vez severa
 a ella, la elegí, aunque sabía los defectos.
 
 No me enamoré de sus voluminosos pechos
 ni de sus nostálgicos ojos negros
 de eso no, ni de nada que pueda saber
 simplemente no sé, por qué de ella me enamoré.
 
 Y como es y era su destino, escaparon
 de los amores jamás olvidados
 y entre ellos había uno nuevo
 aunque era el más viejo en tiempo.
 
 Se les unió a darles compañía
 para seguir a esas doncellas fugitivas
 de aromas desparramando melancolía
 y jamás encontrarlas en toda su vida.