Philip Ray

Prohibido

¿Sabes algo…?

Me encanta lo prohibido:

lo prohibido de tus manos

y del roce de tu piel.

 

Lo prohibido de abrazarnos

y la emoción contener;

la censura de tus labios,

al besarnos no poder.

 

Sí… me encanta lo prohibido,

lo prohibido de tu ser.

 

¿Qué diera yo por poder tenerte?

Por pasar contigo el atardecer;

no me importa lo que diga la gente:

ellos sólo juzgan sin saber.

 

¿Egoísta?... tal vez;

pero me regalo a ti sin comprender

por qué me encanta tanto lo prohibido

de tus ojos, tu perfume y miel.

 

Regálate un segundo libremente,

aunque sea un pequeño instante, hermosa mujer;

dejemos que el tiempo nos diga si lo prohibido

nos llevará poco a poco hacia el placer.

 

Regálame un instante solamente

y déjate en mis brazos renacer.