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DOLOR

Eres de nuevo pequeña,

me preocupa el desconcierto

que encierra hoy tu mirada,

y en su reflejo me encuentro.

Con la voz entrecortada

me lo contaste y aún tiemblo . . .

Muchas veces conversaban,

compartían bellos momentos,

con la franca algarabía

de adolescentes sinceros.

Te dijeron que ayer tarde

cuando salió del colegio

¡el río no fue piadoso!,

¡ni siquiera intento serlo!,

fue solo mudo testigo

del hada que viste negro,

quien como dueña de hazaña

a tu joven compañero,

lo llevó bajo las aguas

con extraño sortilegio,

y arrebato de sus manos

los ondulados cabellos,

dejando a su hermano herido

hasta siempre sin consuelo

Para poder apartarte

de tu triste sentimiento,

con un soplo reviviría

a su sonrisa en el recreo,

pidiéndole a Dios perdone

mi  osado pensamiento.

Solo me atrevo a decirte,

muy bajo, casi en silencio:

Quedate tranquila hija,

porque hay hoy un angel nuevo

incorporado en la fila

que custodia al firmamento.


Autor: Graciela Beatriz Traverso