ELEPE

A MI MAESTRA

                              A MI MAESTRA 

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Te recuerdo, maestra,

con tu elegancia sin alardes

y tu suave voz no exenta de energía

cuyo timbre sonoro limitó no pocas veces

mis inquietas travesuras infantiles.

 

Mucha arena ha caído en el reloj del tiempo

y cuando ya las canas pugnan por poblar mis sienes

aún puedo verte con nitidez presente

en la diáfana quietud de los recuerdos bellos,

con tu delantal inmaculado y tus claros ojos verdes.

Alentando incipientes aptitudes,

descubriendo mis ocultos dones,

reprimiendo con dulzura mis defectos y desvíos.

 

Cómo olvidar los días felices

de fiesta en nuestra escuela

entre risas y alegría

y  en el estruendo y los gritos

precoces artistas dirigiendo,

recitando versos y cantando marchas

que infundieron mi amor por nuestra Patria.

 

Y más cercano en mi recuerdo

me diste la última lección

encarando digna y valiente

las horas postreras de tu vida.

 

La viví en tus bellos ojos

con su ya tenue fulgor

y en tus blancas manos frías

que tomaron las mías

y en gesto elocuente

que suplió tu ausente voz

me dijiste mansamente:

“Nunca, nunca te olvidé”.

 

           Día del Maestro- 30 de abril/91.