Santiago B

A ella...

Te quedaste allí con mi ausencia
con tu posesión de atardeceres
con esa nube bella y espesa
que solíamos observar de la mano.

Conservaste mi recuerdo
pero olvidaste la causa;
yo también sé que se siente
que nos salude la nostalgia,
no como un buen amigo
mucho menos como un vecino,
ese saludo es amargo
es una espada con doble filo.

Yo no conozco tu universo
quizá una que otra galaxia,
ahora sé que es irónico
desconocer a quien se ama.

A lo sumo
conozco tu sonrisa
conozco un poco tu mirada
percibo la orilla de tu nostalgia
y calculo el hoyito en tu mejilla,
no en tus mejillas, no
sino sólo en tu mejilla
que por ser más especifico
diré que es en tu mejilla derecha.

A lo sumo
distingo tu peculiar voz,
que emana saludos y adióses
quizá más adioses que saludos
pero distingo tu voz.

Entiendo el camino de tus manos
y su delicadeza al palpar,
sé también que una de ellas
en un dedo carga un lunar.

A lo sumo
conozco tu boca
conozco tus labios y también ese lunar
ahh, por supuesto que conozco ese lunar
no uno estético y artificial 
sino más bien muy natural,
ese que mis labios saludaban
y hacían más que sólo hablar;
sí, ese mismo que no te agrada
pero a mi me hacía delirar.

A lo sumo
conozco tu historia
en la que ahora hago parte
esa misma que te agobia
esa misma que te agrada.

A lo sumo
conozco tus "hobbies"
y cuánto te agrada soñar,
advierto tu rutina y tus gustos
en los que no se encuentra madrugar.

A lo sumo conozco eso
conozco eso y nada más,
pues la distancia no me permitió
conocerte más allá,
esa mismísima distancia
que a los dos nos dolió
fué esa misma distancia
que a los dos nos separó,
pero qué digo a los dos
más bien, a ti y a mi
que hoy son desconocidos.

Pero,
ahora que no te conozco
ahora que no te distingo
ahora que no te percibo
y ahora que no te advierto,
cómo me gustaría volver a empezar.