Roberto del Castillo B.

SENTIR DEL POETA

   De pensares divagantes,

blancas hojas ya se cubren;

cual las olas que a la playa...

sus espumas siempre fluyen.

 

   Son las hojas de papel,

las mansiones que abren puertas;

y que albergan en tropel...

las palabras que me inquietan.

 

   El pensar del escritor,

no se emana de sonidos;

es la tinta que al papel...

magna impregna sus sentidos.

 

   ¡Oh, libérrimo poeta!

excitante trovador;

que argumentas tantas frases,

con sentido y pundonor.

 

   Movimientos van y vienen,

de la mano presurosa;

que guiada por impulsos...

del poeta, siempre gozan.

 

   Escribir tan sólo versos,

no es la meta anhelada;

sino dar sentido a éstos...

con mil letras engarzadas.

 

   Más aquel que las intuye

y comprende vastamente;

la razón de la elocuencia...

lo sublima prontamente.

 

   ¡Qué magnánimo portento!

de expresiones prodigadas;

dan valor al papel yerto,

que antes no...valía nada.

 

   Del pensar del escribano,

van brotando los misterios;

acuciantes de preguntas...

y respuestas, que no entiendo.

 

   Digno aquel que siempre escucha,

y pretende comprender;

los escritos que se expresan...

sin poderlos entender.

 

   Sólo pocos lo han logrado,

cual brillar la luz divina;

de escribir cosas etéreas...

sentimiento de sus vidas.

 

   Rimador que con tus versos,

dignificas tú elegía;

y emancipas los pensares,

como el Sol...dá luz al día.

 

  Tal vez nó, sirva de nada,

el plasmar tantas ideas;

¡escritor, ya nadie lee!...

no transcribas tus quimeras.

 

   Sueños fatuos, veleidosos,

resplandecen en tu ser;

¡oh, poeta incomprendido!...

¡yo si admiro, tú saber!.

 

                                           RCB.