David Goya

JUSTO E INJUSTO (David Goya) Palestina

En mil novecientos setenta,

nace un hombre como los demás,

el cual decía que jamás;

su personalidad seria violenta;

sin embargo avasalla y amedrenta,

a gente de sangre inocente,

sin importar cuánto aumente,

la maldición de su sepultura.

El sigue al malhechor,

>>y en su juego repentino,

se halla en su mismo camino,

 se destaca entre los peor.<<

pero con presencia de benevolente,

engaña a mucha gente;

disque prestando su servicio de cuidado;

dejando libre al acusado,

y tomando en su crueldad, al inocente.

Descarga su furia maldita,

sobre una espalda de nobleza;

causando rencor y tristeza;

y ni siquiera piensa y medita,

en el dolor que va causando;

y mientras su perfidia descarga,

la condena de su alma es más amarga.

“El goza de un festín,

en medio de gente perversa

y en todas sus conversas

se tilda de Justin”

pero no piensa que al fin,

esa infamia que exaspera…,

llega a su cavernosa madriguera;

sin darle felicidad.-su botín-.

con sus pensamientos de Luzbel,

guarda los instintos de una hiena;

en donde vibra y resuena,

los gemidos causados por el…,

con aquello gana, fama y respeto;

de la madre, del niño inocente,

haciendo que huya medrosa la gente…,

que a su yugo está sujeto.

La suplica inocente le exaspera;

y en su asalto despiadado…,

roba lo que gana el honrado;

para alimentar su madriguera.

es, el más ladrón de los infames,

no le importa el amor ni el cariño,

(abusa del inocente de la mujer del niño,)

y no hay nadie quien lo ame.

se siente valiente y osado;

ante un hombre de manos atadas,

lanzando una fuerte cachetada,

para quitarle lo que le ha costado.

Y así; “el muy honrado”

habla de justicia divina,

mientras entre lanzas y espinas;

debería ser sepultado.

El infame se siente altivo,

ante aquella gente sin orgullo,

que le saluda por compromiso;

y ante él se muestra sumiso,

por temor al dolor de su yugo.

Al fin el muy cobarde,

con fama de valiente coronado

cuando a solas se encuentra,

esta más que el miedo asustado;

y huyendo de la realidad no la enfrenta.

A esta gente vil, y despiadada;

que Lucifer construya su cuna…,

y les haga pagar una a una,

cada gota de sangre derramada…,

y que en el tétrico infierno,

muestre su osada valentía;

pagando día a día…,

la blasfemia de su cantar impuro;

y la maldición de su conjuro,

se convierta en fuego eterno.