Roberto del Castillo B.

DEBATE MENTAL

   En un diálogo profundo

cierto día me encontré;

cuestionándome a mí mismo...

la razón ya de mi ser.

 

   No sé cómo, cuándo y dónde,

surgió un claro resplandor;

fué una luz magnificente...

y mi conciencia preguntó:

 

   ¿Qué le falta a tu existencia,

que ya Dios no te haya dado?;

tienes vida y salud...

¿por qué eres desdichado?.

 

   Y la mente siempre fría,

calculando la respuesta;

contrapuesta a la conciencia,

simplemente respondió:

 

   Hay un cuerpo material,

donde juntas albergamos;

energías que yuxstapuestas...

no por siempre, congeniámos.

 

   Más contesta la conciencia

presta, ávida y sublime;

mi mandato es del espíritu,

que creó todo y lo concibe.

 

   Soy la esencia, soy la voz,

soy la ley que Dios escribe;

en todo ser animado...

mando en tí y no lo olvides.

 

   El pensar inmiscuído

en biológica esencia;

le responde, le cuestiona...

su magnánima elocuencia.

 

   ¿Qué hay dos entes programados,

que compartan intersticios;

de éste cuerpo atormentado...

que nos brinda error y juicio?.

 

   La conciencia bien responde

nuevamente y sin chistar;

al erróneo pensamiento...

de la mente en su expresar.

 

   No confundas los principios

y las leyes obligadas;

tú eres mente cognocente,

y yo luz...ilimitada.

 

   Tu existencia no compete,

más que al cuerpo que te porta;

más yo en tí, soy la energía...

soy el vínculo que aporta.

 

   Tu sin mi, no eres nada...

sólo huésped de un cerebro;

y si éste no funciona...

¿qué va a ser de tu intelecto?.

 

   ¿Qué acaso no comprendes,

que soy yo la que les dicta;

a las mentes prodigiosas...

y a las burdas, lo que emitan?.

 

   La sapiencia y el talento

es el don que Dios te ha dado;

más sin mí, que soy conciencia...

tu intelecto es limitado.

 

   Con el fin de éste debate,

ya por fin se determina;

¡que una mente razonable,

sin conciencia...no germina!.

 

                                           RCB.