Cock

:::::De holas y adioses:::::

Hay adioses que no terminan de serlo
aunque se van haciendo pequeñitos
entre el panorama diario.

Se convierten en un puntito lejano
que uno puede tapar con un dedo
o incluso con la cabeza de un alfiler.

Se convierten en una estrella
en el universo negro
y, claro,
sólo son visibles por mis noches.

Pero no se van...

Me miran desde su lejanía
y, como cuando alguien te mira,
terminas sintiendo el llamado de su mirada
cual dedo que te puntea la espalda,
y yo termino volteando a mirarlos también.

Ahí siguen, quietos en su comodidad
(o en la mía tal vez...)

Aunque suelen haber algunos atrevidos
que de verdad llegan y me puntean la espalda
y volteo y ahí están
dejando de ser adioses
y convertiendose en holas.

A la mayoría los despacho pronto
como a vendedores que regresan
a ofrecer la misma chachara
que me dejé vender alguna vez
pero ahora envuelto
en un empaque más lindo
y en promoción.

Sin embargo,
hay otros que me alegro
de verlos de nuevo y de cerca
que hasta llego a invitarles un café,
aprovechando su popularidad,
aún cuando no sea
de mis adicciones predilectas.

En fin, ésto es mi vida,
holas y adioses,
alegrías y tristezas
nuevas y recicladas.

JCEM