seateen

Y ENCONTRE LA PAZ

Y encontré la paz con la misma tranquilidad

con la que el perro dormita en la calle

sin que le interesen los transeúntes

que pasan a su lado y que tienen

cuidado de no pisarle la cola.

 

Me llegó en un paquete sin remitente,

sin la caja maltratada

y con una estampa pegada

en forma de sonrisa.

 

Hacía mucho que no me sorprendían

con un regalo tan inesperado,

que lo recibí con tanto agrado

y lo coloque al pie del

árbol del jardín como si fuera

abrirlo en Navidad.

 

No se como agradecer al tiempo,

al raciocinio y a ti sobre todo,

por tu infinita indiferencia

que me dejo por tanto tiempo sólo,

éste presente que encontré al

abrir la puerta

de la

libertad.