flack

Soneto cómico, picaresco.

Tan terrible dolor, lo he curado con risa,

pues el condenado crespón y el sufrir de la vejiga,

creí de la muerte ver ahí cómo postrera amiga;

pero loco reí, no era crespón, sólo una monja con prisa.


¡Ay!, dicha madre me asustó tal el alma,

que de dolencias olvidé que andaba

y que decir de mi vejiga: ¡feliz estaba!,

así que di de beber al suelo con toda calma;


¡Gracias Dios!, por tal incidente,

eso prueba que la muerte nos espanta,

que si yo de éste ardor me curé, felizmente,


dadle a esa monja el cielo, seguro le encanta,

cómo ver alguna vez algo haría al invidente;

Dios mío, ahora mi necesidad de vacío es cosa santa.