El monte es dueño de los que moran en el:
 aromas, sonidos y fieras duras.
 Tu eres aquel
 Que te paras orgulloso,
 tu semblante a mostrar.
 ¿Cuando te daras cuenta?
 ¡Que las sierras ya humillaron
 tu encanto vivir!
 ¡Cuídate!
 si no has semillado;
 Pues el viento sur y el sol
 no son precisamente aliados de los mortales.
Ellos no tienen golpe,
 no pueden recibir tu castigo.
 Cuida tu reserva de monte, 
la que queda;
 que algo aun oxigena tu sangre,
 aun puedes ser pura y orgulloso vano;
 ¡Mientras otro en su mano,
 la sierra afilando esta!