Xiomiry

\"VOLASTE CON LA BRISA\"

Irrumpiste a otros lugares, hacia otros continentes, volaste con la brisa y remontaste el amplio y abierto firmamento, cual gaviota en busca de libertad y emancipación a tu alma y a tu adolorido cuerpo. Te marchaste, en pos del cosmos, hacia donde emigran los seres libres del pesado estupor del dolor humano, limpios de corazón, hacia donde los ángeles del cielo te conducirían hasta las sagradas fiestas del enigma de los dioses… sé que estas allí, donde el dolor quedó atrás y la tristeza no existe, partiste de éste plano y aún vives en mi corazón y en mis recuerdos y dejaste un señuelo de tus palabras en las palabras que en mi diste y la pasión por la lirica, la musa y la poesía, pues, me enseñaste a sonreír y tratar de ser feliz, con lo poco que me queda, me enseñaste a ver a Dios de distintas maneras y a concebir de lo divino su dulzura y me enseñaste a ahogar las lagrimas, sin perderlas en el mar de los lamentos.


Me enseñaste a no juzgar los actos humanos de los hombres, que se enferman de olvido y el recuerdo lo evaporan en la espesa niebla del adiós, sólo sé que tu recuerdo es muy mío y me place recordarte y enaltezco  tu recuerdo, como el niño ante la búsqueda de una madre perdida. Ya no estas, y estas conmigo, estas en cada instante en que me siento perdida, estas en  cada hora en que la tristeza me embarga,  estas en cada momento difícil de mi vida  estas en cada tiempo que mis fuerzas desfallecen, tus palabras llegan desde siempre a recordarme el sueño de aquella muchacha que partió un día y me decía que la buscara, algunas veces en una poesía. Que la buscara en una estrella cada día y desde allí desde el cielo para mi sonreiría.


Por ello sé, que cada día, se acerca más el día en que volveremos a encontrarnos y ese día juntas sonreiremos y haremos una linda poesía. Mientras déjame regalarte mis palabras, mis plegarias, mi poesía y mi eterna promesa de mirar al cielo cada día, pues desde una estrella me dijiste, siempre, siempre que para mi sonreirías, mientras déjame vivir con la dulce ilusión de creer que la danza que hoy bailas junto a los ángeles, arcángeles, serafines y querubines es la eterna libertad que anhelaste un día. Y que tu dolor así ya desaparecería.