Oscar Perez

Los forjadores

Los forjadores

 

No pudo cavilar, giraba el horno

y si el horno no giraba los metales

no llegaban hasta el cable o la cuchara,

no volvían del vapor vueltos rastrillos

ni láminas que forjen el auto o la techumbre.

No pudo cavilar, echó semillas

y si éstas no caían no brotaban,

no había trigo ni manzanas ni tomates,

nada en la mesa del almuerzo o de la cena,

tampoco flores en el cabello de la novia,

ni madera para la cuna de sus futuros hijos.

No pudo cavilar, buscaba clavos

y escuadras y cepillos para el mueble,

barnices para el cuerpo de la silla,

medidas para el cuarto de los niños.

No pudo cavilar, era el ministro,

debía hacerse de las joyas del minero,

lucrar del sembrador y sus cultivos

vender al doble las ventanas del tornero,

ganar por nada los favores de su pueblo,

pagar después por el silencio a sus poetas.

No pudo cavilar, ya estaba muerto,

lo apresaron en la huelga del salitre,

lo balearon en la lucha por la tierra,

lo exiliaron en las épocas del sátrapa,

lo empobrecieron hasta hacer con él un pueblo.

Sólo entonces nunca más guardó silencio,

forjó esta historia y hoy reparte sus racimos.

 

17 06 12