Armando Cano

SOMOS NECIOS, TERCOS, TONTOS.

 

Aun no sé que es lo que a ti te puede doler mi ausencia,

nunca diste respuesta a mis reclamos,

a mis gritos y mis ruegos,

a mis noches de dolor.

Te marchaste ofendida, o fui yo quien se ofendió.  

No importa,…  el resultado siempre es igual.

Al final los dos estamos tristes, con el corazón vacío  

y un nudo oprimiendo la garganta.

Llenos de coraje nos creemos humillados

 y no nos atrevemos por una vez dar marcha atrás.

Somos necios, tercos, tontos.

Ninguno queremos dar nuestro brazo a torcer.

A nosotros nos ha unido mucho más que mil lunares,

mucho más que mis poemas, mucho más, mucho más.

Debemos de saber que nunca es tarde para retroceder.

Que no hay mayor estupidez

que no querer reconocer que ambos actuamos mal.

Podemos entendernos, podemos intentar.

Seamos francos, seamos justos, tú me amas, te amo yo.

¿Que hace falta que nos pase?

Si es esta la voluntad de Dios.

 

© Armando Cano.