Un cielo me ha enamorado, lo encontré cubierto de amor y que al mirarme, tus ojos me advierten el calor que entrega tu corazón, tu alma y tu cuerpo.
Tu figura me ha invitado a un pensamiento de lujuria y placer, que solo en el calor tu piel podría encontrar, recostándonos en las nubes, cobijados con la calidez del sol en ese lugar tan lejano, en donde la madrugada nos sorprendiera abrazados y fundidos en nuestras pieles.
No puedo imaginar tanta pasión, tanta ternura con el cuidando de tu tesoro más preciado, y haciéndome un lugar privilegiado en tu corazón, dando un final a mi camino, terminando en ese nido que tanto he buscado, donde el viajero que tanto ha errado, por fin encuentre paz.
Gracias amor mío, mi musa, mi inspiración, por este abrazo a la distancia, tanta dulzura tanta miel, esa que de madre, también supiste repartir, a todos tus cielos, como aquel que fuera tu verdadero amor.
Al llegar la aurora nuestras almas volverán a encontrarse llenos de placer, mojados de sudor, respirando solo amor verdadero, y que solo tú, mi ángel, podrías regalarme.
No quería morir sin haberte encontrado, sin haber descubierto este génesis absoluto, ansiando tu alma y tu amor eterno.
Gracias musa del alma, siempre te amaré.
José Luis Vega