¿Por qué tiene que ser
que tenemos que esconder
lo que somos en verdad?
¿Por qué tiene que ser
que tenemos que ocultar
nuestro ver, nuestro sentir,
nuestro querer y nuestro amar?
¿Por qué tenemos miedo
de nuestro propio interior,
y no del mundo que yace
a nuestro alrededor?
Oculto tras las capas
de sombrío maquillaje,
¿qué será de tu cara,
desfigurada por tu viaje?
¿Existiremos aún?
¿O seremos ya fantasmas
de quienes fuimos tiempo atrás,
deformados por orgullos,
vanidades y demás?
Vivíamos deseando un sueño
queríamos ser algo más.
Ahora somos el sueño,
la realidad olvidada está.
Y ocultando nuestros rostros
tras elaboradas máscaras,
somos siluetas de monstruos
sin saber qué hay detrás.
Ya no somos sino quimeras;
quienes fuimos y quienes somos.
Pero, ¿quiénes seremos después?
Hundidos en nebuloso sopor,
debemos despertar del sueño,
ver en lo que, tal vez,
hemos convertido
nuestra mente y nuestro cuerpo.
¿Pero, qué más podemos
esperar de nosotros?
Obscuras aberraciones
de nuestras lúgubres pasiones.
No somos ya
sino una raza perdida
de tenebrosas quimeras
y tristes fantasías.