Alejandrina

PADRE

El noble rostro de mi padre 

se  grabo exacto en mis ojos,

su silueta delicada se mueve lentamente

sobre la hora de mi despedida.

Recortado en el quicio de la tarde

mira sin ver, como se va cerrando

el horizonte en infinita nostalgia.

 

Si supieras padre amado,

como me duele el silencio 

de tus manos mustias,

esas  viejas manos que ahora,

esconden temblores y miedos,

llevan el dolor de  cosechas exiguas,

de mies vagabunda.

 

 

Mientras se extingue el día

con su carga de añoranzas,

de sus ojos mansos,

se escapa un riachuelo,

que ha llenado su mate

de  amargas soledades.

Esos ojos que ayer

encendieran los trigales,

mece en los míos,

el verde del castaño,

y allí se quedan ,clavados  al paisaje

por las flexibles lanzas de los pinos .

 

Sobre sus  cabellos,

una creciente  luna esparce

las brozas del tiempo,

y apoyado en su bastón hecho de

perfumada  acacia, huyen golondrinas de su frente.

 

La vida nos exige sacrificios,

me marcho  padre amado

siguiendo el vuelo de mis pobres sueños

pero debes entender

que dejo un trozo de mi corazón

de hinojos a tus pies. 

Alejandrina.