gerardo villalobos

Distancia

 Abundantes magnolias inmóviles,

Árboles carmesí agrietados en una pintura,

como el negro material sobrante

de una lágrima cayendo en el agua,

muestra rostros azules punzados por una mirada

casi viva de enseñanza,

Inclinada en la ribera de un sueño perdido…

 

La superficie blanda del corazón sigue latiendo,

Su piel delicada de rojo, inocente al filo cortante del engaño

Presiente algo que no sabe…

Como los ojos candidos de un niño sonriéndole a un cañón…

Como el cachorro jadeante de alegría

saltando sobre las fauces de su padre…

 

Es, mi bella niña, el temor que tengo de no volver a verte…

 

 

Gerardo Villalobos