Si acaso hostigado por
los mismos reflejos de
mi vida iracunda...
Vuelvo a los mismo pasajes de las ansias infinitas.
Nuevas sombras, diáfanas brisas, tu recuerdo es de luz
de ansias y colores del sentir.
Me cimbran campanadas por laureles y jardines...
Descubro entonces la niña tierna en la armonía de un clavel.
Blanca y pura en lo alzada de tu alma...
de tu alma pura.