Erika Mendoza

Café sin leche

Buenas tardes señorita, un café negro y un cenicero por favor.

–Leche entera o descremada?

Solo negro. -

Tenemos evaporada también?

Café sin leche por favor…

 

Hoy estuve pensando en la necedad de los hombres, hoy mismo estuve pensando en la vida y en la muerte, en cuando asistí a un bautizo y cuando a un velorio llegué.

Estuve pensando en la alegría que acontece a los familiares de un recién nacido y del dolor que a estos inunda al ver a su muerto tendido.

Estuve pensando en todos los vivos que día a día vamos creciendo y en todos aquellos crecidos que poco a poco vamos muriendo.

Estuve pensando en el dulce trinar de los pájaros del campo y la constante actividad de los hombres desde la salida del sol hasta el ocaso.

Estuve pensando en el principio y en el fin; en el blanco y en el negro, en la falda de la montaña y en la cima de esta.

Estuve pensando en el nacer, crecer, reproducirse y morir; en la huella perpetua, noble y buena que podemos plasmar en la tierra, como en aquella triste y mezquina que al igual dura por siempre.

En esto y más estuve pensando mientras tomaba un café sin leche y fumaba un cigarrillo, mientras escuchaba el maravilloso canto del vaivén de las olas y el raquítico pensar del que opinan cuatro jóvenes en la mesa de al lado.

Hoy estuve pensando y pensando

y entre tanto pensar, termine pensando:

¿en que piensan los hombres?

E. Mendoza