Migenavic

El DIA D

Las siguientes horas transcurrirían lentas parecia como si el tiempo no avanzara,el sol comenzaba lentamente su descenso Rosa no quería que llegara la hora sus pequeños hijos aún no llegaban  de la escuela se persigno una vez más y rezó tenia la secreta esperanza que Dios escuchara sus rezos,tomo el rosario y comenzó a rezar el padre nuestro y la salve,de vez en cuando se asomaba a la ventana y miraba hacia la entrada del pueblo,el cielo estaba oscureciendo negros nubarrones presagiaban un triste final algunos rayos se asomaban seguidos de un fuerte estruendo que asustaba más  a Rosa todo se confabulaba.A las 5 comenzarón a llegar los primeros jornaleros rosa con el corazón en la mano lo esperaba ansiosa a lo lejos lo divisó y pensó Dios cuanto lo amo! no permitas que nada le pase,abrió la puerta del rancho y corrió a preparar la mesa Pedro debe tener mucha hambre pensó.

Todos llegaban cansados y preocupados y no era para menos parecía una procesión lúgubre Pedro era el más preocupado sabía que él era uno fijo pensó como es la vida de injusta él que tanto deseo tener una familia muy pronto tendría que dejarla y lo que le preocupaba no era lo que fuese a acontecer con él era su mujer y sus pequeños hijos lágrimas de impotencia corrieron por sus mejillas que enjugó rápidamente para no preocupar a Rosa y por aquello de que los hombres no lloran pero quería llorar.

Ella solicita preparaba la mesa como si no estuviese preocupada aparentaba estar tranquila pero la procesión iba por dentro sonrió y le dijo a Pedro sabes que te preparé hoy? pero no terminó la voz sonó trémula era como si le estuviese cumpliendo el último deseo a un moribundo bajo la cabeza avergonzada y lloró.Pedro corrió a abrazarla sus fuertes brazos la rodearon y ella se sintió a salvo.Se miraron con profundo amor el la beso tiernamente en la frente y le dijo que era lo más lindo que había tenido en su vida con sus escasas palabras poéticas que no se preocupara que Dios diría,y se sentarón a la mesa mudos,de nuevo un estruendo llegaba del cielo ella se sobresaltó y él la tranquilizó.

A eso de las 6 de la tarde no había una sola alma en las calles del pueblo las cámpanas de la iglesia comenzarón a tañer y a lo lejos se divisó una nube de polvo delante iniciando el cortejo iba la Ultima Lágrima.