Miguel Angel Ortigoza García

PROSA PARA TI

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Amor mío, se retuerce mi alma en torbellinos de alegría tocando el horizonte de tu mirada que se  derrama como una luz en mi camino.

 

Hoy te cuento, corazón, que cuando el incienso de mis deseos trepó a la luna de tu carne, hallé el cielo flameante de tus encantos y perdí mis años y mis penas en el desierto infinito del olvido.

 

Ahora, te amo, vida mía, y me acaricia un tiempo sin memorias porque el principio de mi vida se ayunta con el comienzo de esta ciega devoción que vive en el cuenco de mi ansiada felicidad.

 

Soy feliz, tesoro mío. Canto sin querer melodías celestes que ritman con copos de nubes, placeres de lluvia y trinos que rondan mi existencia toda.

 

Gracias, amorcito, por anidarte en mi pecho, porque eres mía, porque el palpitar de tu corazón repica mi nombre, por amarnos tanto, por el beso inmenso de nuestras vidas, y por este sueño del que nunca, nunca despertar quisiera.

 

Soy tan feliz contigo, cariñito mío, que sólo me falta conocerte, concebir tu nombre y saber dónde estas.