Sentado en el peñol de tu corazón
Atisbo la frontera del amor.
No harán sombra La Guasca y Cundinamarca
Ni el sol fatigará por el camino de Caldas
Porque en Medellín o en Bogotá
Mi boca saboreará la dulzura de tu alma.
Por ti he de conquistar el Salto del Tequendama.
Risaralda invitará las arepas enchiladas
Y a una caricia robada
Tus mejillas se pondrán
Cual los techos de Barichara
O atardeceres de Cartagena
La ciudad enamorada.
No, no estoy soñando,
Lo estoy planeando hace tiempo ya.
Hasta he plantado un jardín
Con rosas tan perfumadas
Que aquel día terminarán
Siendo pétalos de cama.