PETALOS DE NOCHE

Sabes... (Soliloquio de un suicida) -SOLILOQUIO DE UN HOMICIDA...

 

 

 

Dentro del cristal de una botella 
están todas las lágrimas de la vida
cuando no hay lluvia, cuando no hay brisa-


Tantos pasadizos tiene la mente,
incauta al origen de aves cayendo

y es Agosto, aunque no lo es-
y es parecido a ti,

temible la forma de perder el origen de la voz
desde cuando la puerta permanece cerrada

y los trenes sacuden tu cuerpo,
desnudo, ocupando el espacio
de perecer entre el ruido y silencio
exiliado entre muecas borrosas

Saludan sin manos, 
se despiden con gestos
permaneciendo en la copa rota...


Ecos de la muerte terminando en labios quebrados,
a la lluvia- lágrimas, incautas al frío, pereciendo en invierno
desde la libertad- cabellos al cuello, abrochando la garganta
con la acidez sensible, condimentado de musgo el alarido
amarrado al olvido, cuando olvidas tenerte y entre tus manos te pierdes-

y no es la cuerda entre la piel del árbol,
la tenue sonrisa de permanecer exiliado

mirando la vida cruzar en el reloj viejo del pecho,
cerrando los párpados de aquel cuerpo impávido

mugrosa la forma de dibujarse 
entre las muecas torcidas

del vidrio sangrante
interna la salida,
la herida oscila
en un dolor esclavizado

cuando ya no sé entienden los años
ni las personas que arrullan sus manos
(Personas que azotan sus manos) 


Ecos transgreden el cristal 
al vidrio el sonido acotado
la fisura permanente-
la herida metálica-

y la soga embutida al oxigeno;
el aire se condensa, la gravedad 
diluida en muecas agonizantes
los ojos tiemblan, se dilata la lluvia;
y ya en el suelo
charcos
ocupando
el vacío
de la sombra
buscando
el retrato
de la vida...

Cuando ya la puerta se ha cerrado
de la botella engendrando el cadáver
los sonidos de niños jugando
el amor enjaulado
cuando ya no son las palabras que duelen
sino que es el silencio la herida,

cerrada la existencia, no hay tiempo,
ni latido fecundo que manifieste vida más
allá de la escritura de esta pesadilla...

... 


Ni la botella escapando de fisuras en las manos;
observando el reflejo de un cuerpo pendulante
fiel al movimiento de la tierra enferma
cuando se quitan luciérnagas de los ojos
y se entierran labios en semillas de guerra

desde hadas apagadas con velas
cerillas atrapando la belleza
cenizas demacrando la inocencia

y vestigios llevando la consciencia
un mundo mágico; un reloj de antaño
ocupando un espacio en el universo 

cuando ya no sé es tiempo,
no sé es pasado, ni futuro
ni presente en la saliva
tirada al exilio de la vida...

 

 

 

 

 

 

 

...