Carlos Roman Ramirez

SOLEDAD

La llamaban Soledad,

por ese nombre nada más

y por el sitio que pasó,

misteriosa, retraida,

dejó rastros indelebles

pero nunca de sus pasos;

era una flor perfumando

por la vida en soledad.

 

Había en ella radiación

de extraviada estrella,

lumbre de psicosis

lejana y bella,

aquellos que la conocieron

no creían lo que veían,

era más allá de lo humano,

más allá de Dios...... más allá.

 

La llamaban Soledad

y al atardecer de ella

no quedaron huellas,

tal vez rumores, quizás de amores,

de horizonte a horizonte

sólo había soledad.

 

El perfume evapora cuando

la rosa retorna a la cimiente.

 

Y dicen que dice la gente

que aquellos que sienten

sus pasos por la calle

los otros juran que mienten,

que esa mujer no existe,

que nunca es realidad

el sueño mágico de la mente

y, sin embargo, llegaron

a llamarla Soledad,

por ese nombre nada más.