gaston campano

Humildad

La humildad salió a dar

una vuelta por la calle,

pero a nadie conocía

en ese inmenso valle.

Tan humilde se presentó,

que le gritaron ¡vete!

no necesitamos acá

seres sin la prestancia.

Porque aquí la arrogancia

se compra ;pero no se vende.

Cerrándole en las narices

la puerto de la ironía.

La humildad no se reía,

por ser correcta y prudente.

Se fué a vivir entonces

en casa del jornalero,

la hizo pasar y ofreció

su alma como su casa,

donde tomó posesión

del jornalero y su raza.