... y tengo miedo.
La distancia parece ser la cura,
y la sombra traspasa mi cuerpo,
en el rincón lejano de cada pensamiento.
El silencio enmudece mi boca,
cae lentamente haciéndose doloroso,
intangible como el viento;
relativo como el tiempo…
Fantasma; aparece en cada espacio,
cada corredor del cuerpo del alma,
es su victima, lo traspasa.
Suelo ser noche
fría, lloviosa, desierta,
más cuando llega el rayo de luz,
estoy muerta.
Soy tan solo luna menguante…
Y el agua tan solo ve mi reflejo,
lo traspasa, no a profundidad,
el aire lo agita y solo hay eco.
Octubre infinito, verano tardío,
se caen las hojas, mueren en suelo,
nunca probaron un poco de cielo.
Más las aves abrieron sus picos
para cantarles de él,
pero murieron esperando
un viento que levantara su vuelo.
Y todo lo que se acercaba,
solía verse pequeño,
pues éramos grandes,
hoy veo el daño del tiempo.
El aire daba a la cara,
sentir la brisa del agua,
esperar la corta madruga,
pero cada vez es más larga.
Adonde fue el ayer,
lo he buscado en la ventana,
en la cama,
debajo de la alborada.
Suelo no saber
la ignorancia de lo que sentí y percibí
esta presente.