Maria E. Figueroa

¿A DONDE SE FUERON?

Mi vida se resumía

en perfecta soledad,

en horas que solo dolían

cuando a alguna nube

le daba por llorar.

 

Mi vida se resumía 

en silencios que escondían

aparente tranquilidad,

en una cama tan amplia y relajada,

que por casi un decenio solo sirvió,

para exigir derechos y malgastar.

 

Mi vida se resumía

en el gusto de mi espacio,

ansiados momentos perdidos

por años frustrados,

que le dieron placer y quietud a mi vida

para echar mi alma a la retrospectiva

persiguiendo cierta seguridad.

 

Mi vida se resumía 

en noches de lunas burlescas, irónicas,

analizadas desde mi evolución diacrónica,

con mi eterna y sigilosa compañera,

desde este, mi sequedal.

 

Mi vida se resumia

en oraciones silentes, confrontadoras,

que perseguian

hacer dudar al andante

de su integridad

 

Llenandome de frases

salidas de aparente

calma y tiempo,

mirandome al espejo,

aunque fuera para al final del día

echarme a llorar

 

al mirar el esperpento,

que me he vuelto

al mirar mis mejores años gastados,

el desperdicio

de lo mejor de mi arsenal.

 

¿ Y dónde están esas noches?

Esas que a pesar de todo,

solía trilladamente disfrutar,

esas que al alma llenaban

de constante y nutrida soledad.

 

¿Dónde están que no las veo?

Me cambiaron la luna

y las estrellas de lugar,

incluso el sol ha venido

a hacer alarde de la suma majestad,

del destino veleidoso,

que vino a cambiarme

hasta el modo de soñar.

 

¡Oh noches vagas y oscuras¡

atrás quedaron mis usufructuarias veredas,

hoy mis pies descalzos junto a mis noches nuevas,

se pasean por el encantador desafío,

de este extraño y único amor

que aún no logro descifrar

 

que aún en ausencias

me hace despertar cada mañana

preguntandole al que siempre observa

¿Será algún día cualquiera

le dejaré de amar?

 


Ma. Eugenia Figueroa Romero

 

14 Marzo .2011