hugojesus

Desayuno

Del techo bajan,

disimuladas en el ruido de la lluvia,

unas imágenes queridas,

añoradas,

indefinidos trozos

de un tiempo

que fue.

Toman vida en el centro de la mesa,

se mojan

en el humeante café,

se untan en el pan crocante,

sutilmente mezcladas

con la manteca,

y anudan, despacio,

una cinta de recuerdos

en torno al corazón,

acongojándolo.

Sería muy triste

la escena,

si en la silla contigua

no estuvieras,

renovando mi tiempo,

entibiando mis ojos,

provocando

el vuelo alegre

de mis manos

al encuentro

de tu rostro enamorado.

Llueve. Y el viento helado

endurece las gotas

que golpean en los vidrios.

Pero, en el espacio acogedor

que se ha creado

entre los dos,

la ternura hace las veces

de sol,

y ya no tengo frío.