Carlo Enrique

3 poemas en 6 días

I

Behetría

Allá afuera hay una chiquilla de veintiséis años tratando de comenzar una nueva vida. Es un fetiche esto de observar su cabellera al viento mientras se va caminando, sin voltear, sin contonearse.

II

NO RESPONDAS…

 

 

No respondas
arquitectónicamente

la sangre tiene químicos innaturales
tropel de alucinaciones
cuando el arte es miedo
dolor y silencio
no pasa de ser la forma artificial
del onanismo
del error por el cual se ahorcan
una docena de chiquillos
a diario. 

Has silencio
a la llamada

de los perros que suelen ladrar
en las oscuras esquinas
resulta que las gangas son
‘en sí’ los bucles
que arrancan los soñadores
a tu cabellera.

 

Encoge los dedos
y con los minúsculos puños
de tu femineidad
destroza  -toda entera-
con alcóholica alegría
tus tímpanos.

 

Cierra los ojos;
si hay algo de común
entre el crepúsculo
y la matinal hora
es que ambas comienzan
con un horizonte bañado de rojo.

 

No respondas
llegará otro día
y tú te habrás quedado dormida.

 

III

 

Caminaba, la pendiente se aproximaba a mis pasos
huayco tornábase la tormenta serrana,
adiós el celaje que envolvía la bóveda de Rita
he llegado, el río está sucio
y hace mucho que no hay cañas
es mayo, es cierto
tengo casi dos palabras apoltronándose
y deshaciéndose al borde de mis dientes,
empujan el silencioso cigarrillo
que perfora la imaginaria
alma que disque suspira cuando no estás tú.

Se ha deslizado la primera hoguera
las sordera disimula
el grito de las mujeres,
los carajos estentóreos
y achinados de los indios
que viajan rasgados los ojos
henchidos de cañazo a primera destilación
y los niños, ¿dónde mierda están los niños?
habían huido colgados bajo los carneros
en sus memorias de sangre polifémica
les habían dicho que las rocas eran cansados soldados,
ellos imaginaban que la guerra había vuelto
y que esta vez destruían apoteósicos apus estoicos.

Amalgama: la ciudad de Lima se inunda neblinosamente
mientras la vida nos ve de lejos con aguacero;
indómitos pajarracos emulan
andino lamento redentorio
todos los jueves de este invierno tienen algo de lastimero
hasta los 16 de abril [1930] salen algunos
chicos bajo el puente Trujillo a quemar libros de ficciosa historia
hace una semana, el 15 de mayo, madre de dios nos abortó
voy a la guerra por la alegría
y cómo una sarta de sátrapas se cagaron de risa.

No conviene rechinar los dientes ni ladrar de lejos, el lamparín tiene ahora luz blanca, nuestras venas traen un torrente ácido, papeles ondulatorios llenos de ruptura e inevitable destrucción surcan púrpura desazón, los niños que han sobrevivido los están leyendo. Ha caído la noche, toda proyección no es más que un abismo; nosotros vamos a tientas obligando a que amanezca. 

 

 

Carloenrique