ivan rueda

A UNA ROSA

Eres el emblema en flor de los amantes,

el heraldo más apreciado del poeta,

la insignia de los jardines elegantes,

su corona, su bastión y su saeta.

 

Tú que arrastras en tus pétalos la sangre

de los corazones que duermen bajo tierra,

tú que llevas el nombre de una guerra

y que hasta los vientos soplan de tu parte.

 

Tú que eres mitad Luna, mitad Marte,

que compites con Afrodita en la belleza,

que te vistes de nieve, mar, oro o cereza

según la luz que ose en alumbrarte.

 

Tú que eres el adalid de los aromas,

del perfume más docto y sibarita,

tú que hablas a los dioses en su idioma

como a los reyes sus pomposas favoritas.

 

Tú que te abres al sol buscando gloria

no olvides que tu beldad es tan efímera

como el escarlata clamor de tu corola

o como el dolor que causan tus espinas.

 

Entonces llegada pues tu pronta hora

te hallará la muerte, al frío, malherida

con tus hojas ajadas por las sombras

y con los gusanos comiéndote la vida.